Fue San Benito el que escribió el libro sobre las virtudes monásticas: obediencia, pobreza, castidad… Y fue esta última, la castidad, la que le hizo bastante infeliz. Parece que no podía sacarse de la cabeza a cierta chica de su pueblo. Y en una ocasión, cuando su deseo por ella era tan enorme, se saltó la tradicional ducha fría. En su lugar se quitó la ropa y se tiró desnudo a unas zarzas. Se revolcó en las esquinas hasta que su piel se desgarró y sangró. Eso es compromiso . – Chris Stevens desde la K.OSO ( Doctor en Alaska , 1990)