Una producción de la televisión pública alemana ZDF recuerda el hundimiento por un submarino soviético del barco Wilhelm Gustloff, en el que perecieron 9.300 personas, como símbolo del dolor de los desplazados alemanes al término de la II Guerra Mundial. El estreno de la cinta, titulada Gustloff, se convirtió casi en un acto oficial al asistir la canciller alemana, Angela Merkel, y todo el grupo parlamentario de la Unión Cristianodemócrata (CDU).
El Wilhelm Gustloff fue hundido en 1945 por un submarino soviético cuando transportaba a miles de pasajeros, buena parte de ellas mujeres y niños, que huían del avance del Ejército Rojo. Cerca de 9.300 personas murieron en el hundimiento, tres veces más que en el Titanic.
Esta tragedia también fue recordada por Günter Grass en su novela "A paso de cangrejo", obra en la que el narrador se acusa de haber dejado ciertos temas en manos de la ultraderecha. El director de Gustloff, Joseph Vilsmeier, organizó el estreno de manera que su película no pudiera ser monopolizada por los ultraderechistas.
Vilsmeier aseguró que la presidenta del Consejo Central de los Judíos en Alemania, Charlotte Knobloch, incluso había comparado la producción con el drama El último tren en el que se aborda el Holocausto. Gustloff, al igual que A paso de cangrejo, muestra la otra cara del dolor de la guerra de la que los alemanes han empezado a hablar más abiertamente en la última década sin caer necesariamente en la sospecha de pregonar tesis revisionistas o revanchistas.
La presidenta de la Asociación de Desplazados Alemanes, Erika Steinbach, quien estuvo a punto de viajar con su madre en aquel barco, dijo que "la película me ha impresionado mucho. Creo que cada país tiene que elaborar su propio destino". En el film de Vilsmeier, que será emitido por la ZDF el 2 y el 3 de marzo próximos, a pesar de basarse en hechos reales y en declaraciones de testigos, todos los personajes son imaginarios.
10 millones de euros
Los costos totales de la producción estuvieron cerca de los 10 millones de euros, según el productor Norbert Sauer. El tema, pese al tiempo que ha pasado, sigue siendo delicado. Ya Grass, hace seis años, al recuperarlo para su novela era consciente de ello y por eso el texto refleja una tensión permanente entre la necesidad de hablar del dolor alemán en la guerra y el peligro de caer en el revisionismo.
De hecho uno de los personajes de Grass termina cayendo en el revisionismo y llega a cometer un crimen, pese a lo cual el novelista insiste en la necesidad de no callar determinados temas. A Grass el tema también le afectó de cerca pues, como lo cuenta en sus memorias Pelando la cebolla, temió que sus padres y su hermana hubiesen embarcado en el Gustloff para huir de Danzig y hubieran muerto ahogados.
La película de Vilsmeier contó con la asesoría de un superviviente de la catástrofe, Heinz Schön, quien tenía 18 años cuando se produjo la tragedia. Por parte de la izquierda ya ha habido algunas críticas. Así, por ejemplo, el diputado Dietmar Barsch, del Partido de la Izquierda, aseguró que en la película había muchos clichés. Sin embargo, también dijo que le habían gustado la interpretación de los actores y la banda sonora.
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