En el libro El monje y el Ejectutivo encontre este ejemplo de "escuchar sin escuchar".
Un círculo de personas donde cada uno se presentaba, hablaba de si, su profesión etc, y luego que terminaba, quien conducía la reunión le daba la palabra al compañero de al lado.
Así iban pasando uno por uno, y cuando le tocó hablar al personaje principal del libro, quien lideraba la reunión le preguntó, que contara que era lo que había dicho su compañera, que había hablando antes que él.
Este personaje, se quedó sin saber que decir, porque no había escuchado nada, tal vez estaba escuchando, pero no prestando atención, preocupado en lo que el tenía que decir, cuando le tocara presentarse.
Este ejemplo, refleja en más de una situación que me he encontrado y he hecho lo mismo, uno queda ansioso en quedar bien, en saber lo que tiene que decir, que no escucha a los demás.
A veces nos pasa simplemente hablando con un amigo, donde uno quiere imponer nuestra verdad o nuestra forma de ver y no escuchamos, atendemos que es lo que nos están diciendo.
Otras veces, nos bloqueamos, porque no nos interesa lo que nos están contando y esto realmente es peor todavía porque desvalorizamos a la persona que está en frente.
Imaginen que esta persona al terminar su comentario, preguntase, "que te dije?"
Un círculo de personas donde cada uno se presentaba, hablaba de si, su profesión etc, y luego que terminaba, quien conducía la reunión le daba la palabra al compañero de al lado.
Así iban pasando uno por uno, y cuando le tocó hablar al personaje principal del libro, quien lideraba la reunión le preguntó, que contara que era lo que había dicho su compañera, que había hablando antes que él.
Este personaje, se quedó sin saber que decir, porque no había escuchado nada, tal vez estaba escuchando, pero no prestando atención, preocupado en lo que el tenía que decir, cuando le tocara presentarse.
Este ejemplo, refleja en más de una situación que me he encontrado y he hecho lo mismo, uno queda ansioso en quedar bien, en saber lo que tiene que decir, que no escucha a los demás.
A veces nos pasa simplemente hablando con un amigo, donde uno quiere imponer nuestra verdad o nuestra forma de ver y no escuchamos, atendemos que es lo que nos están diciendo.
Otras veces, nos bloqueamos, porque no nos interesa lo que nos están contando y esto realmente es peor todavía porque desvalorizamos a la persona que está en frente.
Imaginen que esta persona al terminar su comentario, preguntase, "que te dije?"
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